El gobierno entrega
la telefonía móvil para pagar la deuda
El nuevo proyecto de ley de telecomunicaciones no puede
escindirse de la subasta de las bandas para la prestación de servicios de 3G y
4G, el negocio del futuro para la telefonía móvil.
Se trata del filón de mayor facturación entre los servicios
de comunicación -cuadriplica a los de telefonía fija, Internet y televisión
paga. Las tres empresas que lo monopolizan facturan anualmente más de 4 mil
millones de dólares.
El gobierno de "la soberanía satelital" había
lanzado en 2012 Libre.ar, una empresa estatal de servicio de telefonía celular
con el objeto de convertirla en la cuarta jugadora en la prestación de 4G,
además de los pulpos privados de Movistar (Telefónica), Personal (Telecom) y
Claro (Slim). Pero en vísperas de la presentación del nuevo proyecto de ley de
comunicaciones, y con la puesta en marcha de la subasta 3G y 4G, los K
anunciaron que el Estado desistía de ingresar en el negocio de la telefonía
celular con una empresa propia. Otra señal saludada por las telefónicas.
De este modo, se consolida la entrega de la soberanía
comunicacional al capital financiero que dominan los pulpos telefónicos.
La tecnología de cuarta generación (4G) en telefonía móvil
permite contar en el celular con el ancho de banda de conexión a Internet que
actualmente se tiene sólo en los hogares. Este salto facilita el manejo de
paquetes de datos de mayor peso, lo que habilita a brindar servicios
audiovisuales por esta vía.
Ello ‘encaja’ como un guante con el proyecto de ley de
comunicaciones, que autoriza a las telefónicas a prestar servicios de
comunicación audiovisual. Llegó finalmente la hora de "dejar de tapar el
sol" (de las telefónicas) con las manos.
DÓLARES PARA PAGAR LA
DEUDA
Las cuatro empresas que se presentaron a la subasta dejaron
por la licitación la friolera de 2.200 millones de dólares. A las bandas que
posibilitan brindar el servicio de 4G sólo accedieron tres empresas: Personal,
Claro y Movistar (Arlink, de Vila-Manzano, sólo ingresó al servicio de 3G).
Los dólares los aportan los "buitres buenos" por
una ventanilla, para pasar a cobrar junto con los "malos" por otra.
Los "nacionales y populares" suman, a la entrega de los
hidrocarburos, otra capitulación estratégica para continuar pagando la deuda.
Julián Morcillo
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